La santidad de Brígida de Kildare se extiende más atrás en el tiempo, a la época en que la mitología celta era la religión vigente en Irlanda.
Ya desde su nacimiento que había coincidido exactamente con la salida del sol, Santa Brígida de Kildare dio muestra de su inclinación milagrosa; la casa que la había visto llegar al mundo estalló en llamas poco después del evento. Estas flamas, cuenta la leyenda, eran tan grandes que alcanzaron a tocar el cielo.
